Para darle una introducción al etnocentrismo debemos comenzar definiendo el concepto de cultura. Por un lado entendiéndola como un conjunto de valores, comportamientos e instituciones de un grupo humano, aprendido, compartido y transmitido socialmente. Esta concepción totalizante de la cultura, abarca todas las creaciones del hombre y tiene un valor descriptivo y un carácter sincrético.
Por otra parte Freud la define como “la suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la nuestros antepasados animales y que sirven a dos fines: la protección del ser humano frente a la naturaleza y la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres”.
Debemos distinguir que la cultura se diferencia de la sociedad ya que la primera emana y se caracteriza de la propia sociedad. Tampoco debemos confundir a la cultura con la naturaleza, el hombre se sitúa como superior a ella y pretende dominarla.
Afirmamos así que el desarrollo cultural es “la lucha por la vida de la especie humana”. “La convivencia humana solo se vuele posible cuando se aglutina una mayoría mas fuerte que los individuos aislados y cohesionada frente a estos”.
Así, las diferencias genéticas no intervienen en la determinación de las diferencias sociales y culturales entre grupos humanos. Entonces pareciera ser que los diferentes pueblos debieran explicarse por su historia cultural. Si bien la raza no determina a la cultura en tanto que es un factor hereditario, no es sin embargo ajena a la formación de culturas distintas.
En una sociedad en donde existe el malestar, provocado por no tolerar al otro, podemos hacer hincapié en la definición de etnocentrismo. Para llegar a su comprensión primeramente debemos conocer el término de etnia: es la unión entre la cultura y la sociedad. Más específicamente podemos definirla como un grupo social que se diferencia de los otros, por rasgos culturales específicos y un conjunto de opciones fundamentales.
Si hablamos de prácticas sociocentristas de acuerdo al grupo que se oriente recibirán un nombre diferente. En el caso de las prácticas aplicadas a la etnia hablamos de etnocentrismo. Este es definido como la actitud de un grupo que consiste en atribuirse un lugar central en relación a los otros grupos, en valorizar positivamente sus realizaciones y particularismos, y que tiene hacia un comportamiento proyectivo con respecto a los grupos de afuera, que son interpretados a través del modo de pensamiento del en-grupo. El etnocentrismo puede ser observado en distintos grados (sociocentrismo de clase, nacionalismo y etnocentrismo) y distintos niveles (microetnias, etnias regionales y macroetnias)
Esta noción debe ser distinguida de la de racismo, el cual consiste en “valorización, generalizada y definitiva de diferencias reales o imaginarias en beneficio del acusador y en detrimento de su victima, a fin de justificar sus privilegios y su agresión”.
El racismo hace intervenir siempre el aspecto físico: el racista confunde elementos culturales y morfológicos, o rechaza al otro en tanto que es racialmente diferente ignorando si es portador de rasgos culturales que el desaprueba. La subjetividad del racista debe ser aceptada como un dato principal, la identificación de la victima se da de manera diversa según las épocas y las sociedades.
Así podemos concluir diciendo que se busca asegurar la coherencia del en-grupo y la dominación sobre los grupos de afuera. Sin duda hay, un lazo de parentesco entre el etnocentrismo y el racismo.
La discriminación cultural o etnocéntrica consiste en cerrarse sistemáticamente a la influencia del sistema de valores de un grupo de afuera, mientras que la discriminación racial trata de evitar las relaciones, en su sentido más amplio, entre individuos de distintas razas. Así mismo el exterminio cultural o etnocidio consiste en quitarle a un grupo sus características culturales sin aniquilar al grupo mismo, mientras que el exterminio racial, o genocidio es la eliminación física del grupo.
A lo largo de nuestra historia el etnocentrismo se hizo presente en diversas esferas de la vida social haciendo imposible su desaparición absoluta, ya que solo puede sustituirse una forma por otra.
Repasando nuestra historia, reconocemos que uno de los casos más significativos y presentes de nuestra sociedad es el etnocentrismo que encuentra sus victima en los pueblos originarios.
Nuestro objetivo es entonces poder reflexionar entre todos acerca de la posibilidad de la re-construcción de una nueva historia en la que todos estemos involucrados.
El estado de Argentina celebra sus 200 años. Durante este tiempo se han cometido graves violaciones a los derechos humanos de los pueblos indígenas. Exclusión y genocidio comienzan en nuestro país con las campañas impulsadas por Mitre, Sarmiento y Roca, con el objetivo de expandir las fronteras y utilizar a los indígenas como mano de obra.
Este es un claro ejemplo de subordinación y de la ejecución de practicas etnocentristas, ya que se consideraban a estos pueblos, dueños de la tierra, como seres inferiores e incapaces de contribuir al progreso.
Este sentimiento de superioridad justificó tanto el maltrato físico como psicológico. Hoy en día no existe ninguna fecha importante establecida como feriado correspondiente a las Naciones Indígenas.
Los pueblos originarios consideran que sería mas justo celebrar el 11 de octubre como ultimo día de la libertad de América y no el 12, ya que fue en esa fecha que comenzó el genocidio mas grande de la humanidad.
Un claro ejemplo de la exclusión de la que son victima es la falta de difusión de sus fiestas tradicionales, como aquella en la que se homenajea a la madre Tierra, la Pachamama. Si bien es cierto que en el norte del país sí tienen una importante trascendencia, la mayoría de los jóvenes en el resto de la argentina celebran otras fechas que lamentablemente son provenientes de otras culturas, por ejemplo Halloween.
Los nativos sostienen entonces que estamos plenamente dominados por un euro centrismo, que nos hace rendir honores exclusivos a su dios dejando de lado nuestros orígenes, ignorando y olvidando los dioses propios de nuestras tierras.
A partir de la colonización, todos los seres humanos estamos racializados y etnoracializados. Si bien hoy ya no se considera la raza como una categoría de análisis, no se puede desconocer que el racismo existe y sigue siendo un instrumento de opresión de los pueblos originarios.
Es por este motivo que queremos replantearnos el porque de la diferencia y la indiferencia hacia ellos. ¿Que condición nos sitúa como superiores y nos hace pensar que son ellos los que deben integrarse? Pretendemos que se integren a nuestra sociedad como individuos activos y participen de una cultura que no coincide con su identidad. Su lucha no es por la integración, sino por la inclusión de sus bagajes culturales a nuestra sociedad y que a su vez esta inclusión sea recíproca.
A los pueblos originarios presentarse como unidad les permite consolidarse como un grupo con un pensamiento propio, valoraciones especiales, las cuales son usadas como herramientas que les ayudan a resistir y a seguir luchando.
Comunicar es resistir y el rol de la comunicación esta hoy en nuestras manos. Esta en nuestras manos el poder revertir esta situación.
Mariño Noelia
Cerdeira María de la Paz
Campos Ratti Rocío
Coniglio Franco
Simeone Fabricio
Azeretsky Gastón
gracias por la aportacion
ResponderEliminarimpecable
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